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La Oveja y el Cabro: Un Estudio de Dos Naturalezas

La Oveja y el Cabro: Un Estudio de Dos Naturalezas
La Naturaleza de la Oveja: Humildad y Sumisión
Hermanos y hermanas en Cristo, miremos a la oveja, un animal conocido por su mansedumbre y docilidad. En el Salmo 23, el rey David, un pastor mismo, describe a Dios como nuestro pastor: "Él restaura mi alma; me guía por sendas de justicia por amor de su nombre" (Salmo 23:3). La oveja, confiada en su pastor, sigue dócilmente. Así también, nosotros, como ovejas de su rebaño, debemos confiar en la guía de nuestro buen Pastor, Jesucristo, quien dijo: "Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas" (Juan 10:11). Su humildad y sumisión son reflejos del corazón contrito que Dios busca, como dice Isaías: "Porque yo, Jehová, soy tu Dios, quien te toma de la mano, quien te dice: No temas, yo te ayudo" (Isaías 41:13).
La Naturaleza del Cabro: Rebeldía e Independencia
Por otro lado, el cabro representa la independencia y la rebeldía. A diferencia de la oveja, el cabro es conocido por su terquedad y su inclinación a alejarse del rebaño. Mateo 25:31-46 nos presenta la parábola de las ovejas y los cabritos, donde Jesús separa a los justos de los injustos, comparando a los que ayudaron a los necesitados con las ovejas, y a aquellos que no lo hicieron con los cabritos. La separación se basa en la obediencia a los mandamientos de Dios, la compasión y el servicio a los demás. Este pasaje nos exhorta a examinar nuestros corazones: ¿Somos ovejas, siguiendo a nuestro Pastor, o cabritos, alejándonos de su amor y gracia?
La Elección: Oveja o Cabro
La elección entre ser oveja o cabro no es una cuestión de destino, sino de decisión. Dios nos llama a la humildad, a la obediencia y al servicio a los demás. "Porque todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23), pero mediante la fe en Jesucristo y la arrepentimiento genuino, podemos recibir el perdón y ser transformados a su imagen. Recordemos la promesa de 1 Juan 1:9: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". Escojamos, entonces, seguir al Buen Pastor, mostrando humildad, sumisión y compasión, para ser contados entre sus ovejas en el día del juicio.
Finalmente, hermanos, les insto a reflexionar sobre la naturaleza de sus corazones. ¿Se identifican con la mansedumbre de la oveja, o con la terquedad del cabro? Que el Espíritu Santo los guíe hacia una vida de obediencia y servicio a Dios, para que puedan ser llamados ovejas de su rebaño y heredar las promesas de la vida eterna. Amén.
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