A menudo, encontramos obstáculos en nuestro camino hacia la madurez espiritual. El orgullo, como describe Proverbios 16:18: "El orgullo precede a la destrucción, y la arrogancia al fracaso.", puede cegarnos a nuestras debilidades e impedir que busquemos la guía de Dios. La pereza espiritual, la falta de oración y de estudio de la Biblia, nos debilita y nos hace vulnerables a la tentación. Como dice Hebreos 5:12-14: "Pues aunque a estas alturas deberían ser maestros, necesitan que alguien les vuelva a enseñar los primeros principios de la palabra de Dios. Necesitan leche, no alimento sólido. Y todo el que se alimenta de leche no tiene experiencia en el mensaje de justicia, porque es niño. El alimento sólido es para los adultos, es decir, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en la distinción del bien y del mal." Debemos ser vigilantes y luchar contra estos obstáculos para crecer en Cristo.