La Biblia describe una "segunda muerte", un destino terriblemente diferente de la muerte física que todos experimentamos. No se refiere a la simple cesación de la vida terrenal, sino a un estado de juicio eterno y separación de Dios. Apocalipsis 20:14 nos dice: "Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda."
Este lago de fuego, también mencionado en Apocalipsis 21:8, simboliza la separación eterna de Dios, el destino de aquellos que rechazan su gracia y salvación. Es un estado de tormento eterno, un castigo justo por la rebelión contra el Creador.
La buena noticia es que Dios, en su inmenso amor, provee una salida a este destino aterrador. A través de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, podemos escapar la segunda muerte. Juan 3:16 declara: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
La fe en Jesucristo, su sacrificio en la cruz por nuestros pecados, y nuestra arrepentimiento sincero, son la única vía de escape de la segunda muerte. Romanos 6:23 dice: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro."
Aceptar a Cristo como Señor y Salvador significa someterse a su voluntad, siguiendo sus enseñanzas y viviendo una vida consagrada a él. Este es el camino que nos conduce a la vida eterna, salvandonos del terrible juicio de la segunda muerte.