La palabra "vidente" evoca imágenes de profecía y revelación divina. En la Biblia, encontramos ejemplos de videntes como Samuel (1 Samuel 3:1-10), que recibía mensajes directos de Dios, y Isaías (Isaías 1:1), cuyo ministerio se centró en la proclamación de la palabra del Señor. Estos individuos no solo predecían el futuro, sino que también interpretaban la voluntad de Dios para su pueblo, ofreciendo guía y dirección espiritual. Es crucial recordar que el don de profecía, y por ende la capacidad de un vidente, debe estar en completa alineación con las Escrituras. 1 Corintios 14:3 nos exhorta a que la profecía edifique, exhorte y consuele.