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El Don de la Profecía y la Discernimiento del Espíritu Santo

El Don de la Profecía y la Discernimiento del Espíritu Santo
¿Qué es un Vidente?
La palabra "vidente" evoca imágenes de profecía y revelación divina. En la Biblia, encontramos ejemplos de videntes como Samuel (1 Samuel 3:1-10), que recibía mensajes directos de Dios, y Isaías (Isaías 1:1), cuyo ministerio se centró en la proclamación de la palabra del Señor. Estos individuos no solo predecían el futuro, sino que también interpretaban la voluntad de Dios para su pueblo, ofreciendo guía y dirección espiritual. Es crucial recordar que el don de profecía, y por ende la capacidad de un vidente, debe estar en completa alineación con las Escrituras. 1 Corintios 14:3 nos exhorta a que la profecía edifique, exhorte y consuele.
Discernimiento de los Espíritus
No todo lo que se presenta como profecía o revelación divina proviene del Espíritu Santo. 1 Juan 4:1 nos advierte a "probar los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo". El discernimiento espiritual es esencial para distinguir entre la verdadera profecía, guiada por el Espíritu Santo, y las falsas manifestaciones que pueden provenir de fuentes engañosas. Es crucial examinar las palabras y acciones del vidente a la luz de las Escrituras, buscando la confirmación de su mensaje en la Palabra de Dios. 1 Tesalonicenses 5:21 nos llama a "probar todas las cosas; retened la buena".
La Responsabilidad del Vidente
Un verdadero vidente, guiado por el Espíritu Santo, no busca la propia gloria, sino la gloria de Dios. Su objetivo primordial es edificar el cuerpo de Cristo, alentar a los débiles, y guiar a los perdidos hacia la verdad. El orgullo y la ambición personal son incompatibles con el verdadero don de profecía. Proverbios 11:2 nos recuerda que "cuando hay soberbia, viene la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría". Un vidente genuino se someterá a la autoridad de la Iglesia y buscará la confirmación de su mensaje a través de otros creyentes maduros y guiados por el espíritu.
En conclusión, la figura del vidente en la Biblia es un llamado a la cautela y al discernimiento. Mientras reconocemos el don de la profecía como un regalo del Espíritu Santo, debemos estar alerta a las falsas manifestaciones y siempre someter cualquier mensaje profético a la prueba de las Sagradas Escrituras. Que el Espíritu Santo nos guíe en la búsqueda de la verdad y nos proteja de las mentiras y engaños del enemigo.
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