El capítulo 1 de Hechos comienza con la ascensión de Jesús a los cielos, un evento crucial que marca el fin de su ministerio terrenal y el inicio de la obra del Espíritu Santo en la iglesia. Jesús, después de su resurrección, se apareció a sus discípulos durante cuarenta días, instruyéndolos y preparándolos para su partida (Hechos 1:3). Su ascensión, descrita en Hechos 1:9-11, no es un fin, sino un comienzo. Es la promesa del regreso de Cristo y el comienzo del derramamiento del Espíritu Santo.