Mateo 24:45 nos presenta una imagen poderosa: un siervo, puesto por su señor sobre su casa, con la responsabilidad de alimentar a los demás "a tiempo". Este siervo no es simplemente un receptor pasivo de instrucciones, sino un administrador activo y responsable. No se trata de una posición de poder mundano, sino de servicio abnegado, reflejando la actitud de Cristo, quien vino "no para ser servido, sino para servir" (Mateo 20:28).