El Salmo continúa diciendo: "...hermoseará a los mansos con salvación." La salvación, la redención que Dios ofrece a través de Jesucristo, es el fundamento de nuestra alegría. Es una obra maravillosa, un acto de amor inefable que nos redime del pecado y la muerte. 1 Pedro 1:8-9 nos recuerda: "al cual amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os regocijáis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas." Debemos regocijarnos en esta gran verdad.