La Biblia nos muestra ejemplos de hombres y mujeres que, a pesar de la persecución, la pobreza, o la enfermedad, mantuvieron un gozo inquebrantable. Job, en medio de su sufrimiento, proclamó su fe y encontró consuelo en Dios. Los primeros cristianos, perseguidos por el Imperio Romano, irradiaban alegría a pesar de sus circunstancias.