Habacuc 3:17 declara: "Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas del redil, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me regocijaré en el Dios de mi salvación."
Este versículo nos presenta una imagen vívida de devastación. Una sequía terrible ha azotado la tierra, dejando a Habacuc sin sustento material. Sin embargo, en medio de la ruina y la desesperación, el profeta encuentra su fortaleza en el Señor. Esto nos recuerda el Salmo 46:1: "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones."