Mateo 27:46 describe el momento culminante del sacrificio de Jesús: "Como a la hora nona, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?". Este grito, pronunciado en arameo, la lengua materna de Jesús, no es un indicio de duda en su fe, sino una cita del Salmo 22:2. Este salmo profético describe el sufrimiento del siervo de Dios, anticipando la experiencia misma de Cristo en la cruz.