Hermanos y hermanas en Cristo, hoy reflexionaremos sobre la naturaleza del don de lenguas, un don espiritual a menudo malinterpretado. Es crucial comprender que el don de lenguas, como descrito en las Escrituras, se refiere a la habilidad de hablar en idiomas terrenales desconocidos para el hablante, no a un lenguaje celestial o angélico. 1 Corintios 14:10-11 nos instruye: "Hay, por ejemplo, tantas clases de voces en el mundo, y ninguna de ellas es muda. Si yo no conociere el significado de la voz, seré para el que habla extranjero, y el que habla será extranjero para mí." Este pasaje destaca la naturaleza humana y comunicativa del don, enfocada en la transmisión de un mensaje a otros, no en una comunicación directa con Dios en un idioma sobrenatural.