En Génesis 3, después del pecado, Adán y Eva se dan cuenta de su desnudez y se cubren con hojas de higuera. Esto representa la vergüenza y la culpa que vienen con el pecado.
En el Nuevo Testamento, la vestimenta se usa como metáfora de la vida cristiana. Efesios 4:24 dice "y revestíos del nuevo hombre, creado conforme a Dios en justicia y santidad verdadera".
En Apocalipsis 19:7-8, la novia de Cristo se describe vestida de lino fino, limpio y resplandeciente, que representa la justicia de los santos.
1 Timoteo 2:9-10 insta a las mujeres a vestirse con decoro y modestia, sin lujos o extravagancias. El enfoque debe estar en la belleza interior, no en la apariencia externa.
1 Pedro 3:3-4 también menciona que el adorno de las mujeres debe ser "el espíritu afable y apacible, que es de gran precio delante de Dios".
La vestimenta, por lo tanto, es una forma de comunicar quiénes somos y lo que representamos.