Hermanos y hermanas en Cristo, el Salmo 103 es un canto sublime a la misericordia de Dios, un himno que nos llama a reflexionar sobre la inmensidad del amor divino. Observemos el versículo 8: "Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia". Dios no nos trata según nuestros pecados, ni nos paga conforme a nuestras iniquidades, como dice el versículo 10. Su misericordia se extiende sobre todas nuestras acciones. Nos recuerda que su amor es una fuente inagotable, siempre disponible para nosotros, independientemente de nuestras fallas.