El pasaje culmina con una advertencia sombría sobre la completa devastación que podría sobrevenir: "Jehová te herirá con extenuación, con consumición, y con fiebre, con ardor, con sequía, con añublo, y con tizón; y te perseguirán hasta que perezcas" (v. 22). Estas imágenes de enfermedad, hambre y desolación pintan un panorama aterrador de las consecuencias de una vida alejada de Dios. En los versículos 64-68, la imagen se intensifica aún más: "Y Jehová te esparcirá entre todos los pueblos, de un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses que no conociste tú ni tus padres, a madera y a piedra..." (v.64). Esto destaca la profunda separación de Dios que se experimenta al rechazar su voluntad.