Juan, el autor del Apocalipsis, describe a Cristo en visiones gloriosas. No es un dios lejano e inaccesible, sino un Cristo vivo, activo y poderoso. En Apocalipsis 1:12-16, vemos a Juan contemplando al Cristo glorificado, describiéndolo con detalles que evocan su poder, majestad y gloria. Esta visión no es solo para Juan, sino para la Iglesia a través de los siglos. Nos recuerda que Cristo, aunque resucitado y sentado a la diestra del Padre, sigue estando presente y activo en el mundo, guiando y protegiendo a su Iglesia.