Hermanos y hermanas en Cristo, en Éxodo 35, leemos una poderosa narrativa sobre la construcción del Tabernáculo. No fue una tarea impuesta con fuerza, sino una respuesta de corazones dispuestos, motivados por el amor a Dios. Moisés simplemente transmitió el mandato divino, "Hablad a los hijos de Israel, que me traigan ofrenda; de todo hombre cuyo corazón le dé voluntariamente, recibiréis mi ofrenda." (Éxodo 35:5). Observemos la importancia de la voluntariedad; no fue una exigencia, sino una invitación a participar en algo sagrado.