La Fiesta de los Tabernáculos y la Revelación de Jesús

Juan 7:1-10 nos presenta la vacilación de los hermanos de Jesús. Ellos, al igual que muchos en aquella época, aún no creían plenamente en Él. Su incredulidad se muestra en su sugerencia de que Jesús se manifieste públicamente en Jerusalén durante la fiesta, mostrando una falta de fe en el tiempo y el método de Dios. Esto nos recuerda la importancia de la fe incondicional, incluso cuando las circunstancias parecen adversas, como se enseña en Romanos 1:16: ?Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.?

La reacción del pueblo ante Jesús fue dividida. Algunos lo admiraban y buscaban su enseñanza. Otros, como los fariseos, lo rechazaban y lo veían como una amenaza, buscando atrapándolo en sus palabras. Juan 7:12-13 nos muestra este debate: unos decían que era bueno, mientras que otros se preguntaban si realmente era el Mesías. Esta división refleja la realidad de la respuesta humana al Evangelio, como se describe en Mateo 10:34: ?No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.?

Jesús, en Juan 7:14-24, enfrenta valientemente la oposición, enseñando con autoridad y revelando su identidad como la Luz del mundo. Su enseñanza desafía la hipocresía religiosa y llama a una conversión genuina del corazón. En Juan 8:12, Jesús declara: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida." Su enseñanza es un llamado a la verdad y al arrepentimiento, una invitación a recibir la luz que disipa las tinieblas del pecado y del error.