Hermanos y hermanas en Cristo, el capítulo 10 de 2 Corintios nos revela una batalla espiritual que libramos, no con armas físicas, sino con la fuerza del Espíritu Santo. Pablo declara en 2 Corintios 10:4: "Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas," No se trata de lucha física, sino de una guerra contra las fortalezas que nos impiden acercarnos a Dios y vivir una vida plena en Él. Estas fortalezas son pensamientos, actitudes y sistemas de creencias que nos esclavizan al pecado y nos alejan de la verdad.