El salmo termina con otro llamado a la alabanza y a la confianza en Dios: "Busquen al Señor, y la fuerza de su poder; busquen siempre su rostro." (Salmo 105:4). La historia de Dios con su pueblo, repleta de liberación y providencia, nos llama a confiar en su poder y buscar su rostro, reconociendo que Él es el soberano y fiel Dios que cumple sus promesas.