El Salmo 104 no solo describe la creación, sino que también resalta el cuidado providencial de Dios. Él provee para todas las criaturas, "Das pan a los animales, y provees el alimento a los polluelos que claman" (Salmos 104:28). La provisión divina se extiende a todos los seres vivos, demostrando la compasión y el amor de Dios hacia Su creación.
Dios mantiene el ciclo de la vida, "Cuando tú escondes tu rostro, se turban; cuando les quitas el aliento, mueren, y vuelven al polvo" (Salmos 104:29). Este pasaje nos recuerda nuestra dependencia total de Dios. Nuestra vida depende de su aliento y su provisión. Su cuidado es constante, incesante y omnipresente.