El adulterio espiritual no se refiere únicamente a una relación física ilícita, sino a una infidelidad a Dios en nuestro corazón. Es apartarse de la fidelidad y el compromiso que le hemos prometido a nuestro Señor, buscando satisfacción y consuelo en otras cosas en lugar de Él. Como dice Jeremías 3:8: "Vi que, por haber sido infiel Israel, yo la había repudiado y le había dado carta de divorcio; pero su hermana perversa, Judá, no tuvo temor, sino que fue y se prostituyó también."