En un mundo lleno de incertidumbre y desafíos, la confianza en Dios es nuestro ancla en la tormenta. Es la roca sobre la cual edificamos nuestras vidas. Hebreos 11:1 nos dice: "Es, pues, la fe la sustancia de las cosas que se esperan, la prueba de las cosas que no se ven." Esta confianza, no es pasividad, sino una activa entrega de nuestra vida en las manos de Dios, sabiendo que Él tiene el control. Filipenses 4:6-7 nos anima a: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."