La entrada al Reino de Dios no se obtiene a través de méritos propios, sino a través de la gracia de Dios recibida por la fe en Jesucristo. Juan 3:3-5 dice: "Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios."
El arrepentimiento de nuestros pecados y la aceptación de Jesús como Señor y Salvador son esenciales para entrar en este reino. Hechos 3:19: "Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio."