Pero la buena noticia es que no estamos solos en esta lucha. Pablo continúa en Efesios 5:9, diciendo: "Pues el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley." El antídoto para la amargura es el Espíritu Santo, que produce en nosotros un fruto contrario a la maldad. Cultivar el amor, el gozo y la paz en nuestros corazones es esencial para vencer la amargura y vivir una vida que agrade a Dios.