El Mandamiento Nuevo: Un Amor Sobreabundante

Hermanos y hermanas en Cristo, Juan 13:34 nos presenta un mandamiento, no como una carga pesada, sino como la esencia misma de nuestra fe: "Les estoy dando un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ámense tal como yo los amé". Este mandamiento, dado en la última cena, no es una adición a la Ley, sino su cumplimiento perfecto (Mateo 22:37-40). Jesús, al lavar los pies de sus discípulos, nos muestra la naturaleza práctica de este amor: un amor de servicio, de humildad, de sacrificio.

¿Cómo amó Jesús? No con un amor superficial o condicional. Su amor fue un amor sacrificial, demostrado en la cruz del Calvario (Juan 3:16; Romanos 5:8). Fue un amor que perdona incluso a aquellos que lo crucificaron (Lucas 23:34). Fue un amor que se extiende incluso a nuestros enemigos (Mateo 5:44). Este es el amor al que nos llama a imitar. No es un amor sentimental, sino un amor activo, un amor que se manifiesta en acciones concretas.

Este mandamiento no es una opción, sino una obligación para todos los que seguimos a Cristo. El amor es la marca distintiva del cristiano (Juan 13:35). Cuando nos amamos unos a otros, demostramos al mundo el poder transformador del Evangelio (Juan 13:35). Debemos esforzarnos por cultivar este amor, perdonando las ofensas, siendo pacientes, mostrando compasión y llevando la carga unos de otros (Gálatas 6:2; 1 Corintios 13). No es una tarea fácil, pero con la ayuda del Espíritu Santo es posible.