A través de su muerte y resurrección, Jesús venció el poder de la muerte y el pecado. 1 Corintios 15:55-57 declara: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley; mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo". Su resurrección es la garantía de nuestra esperanza eterna y la promesa de una vida nueva en Él.