Hermanos y hermanas en Cristo, recordemos las palabras de Isaías: "Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad sus sendas" (Isaías 40:3). Juan el Bautista, ese precursor del Mesías, fue la encarnación de esta profecía. Su ministerio no fue de autoglorificación, sino de señalar hacia Aquel que venía.