1 Pedro 3:8-9 nos exhorta: "Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; humildes; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino antes bendiciendo, sabiendo que para esto fuisteis llamados, para que heredéis bendición." La respuesta al escarnio no es más escarnio, sino la bendición y la compasión, reflejando el amor y la gracia de Dios. El cultivo de la humildad y la búsqueda de la paz son esenciales para contrarrestar la tendencia al escarnio.