La Lucha Interior del Cristiano: Un Estudio de Romanos 7

Hermanos y hermanas en Cristo, Romanos 7 nos presenta una poderosa imagen de la lucha interna que experimenta el creyente. Pablo, el apóstol, describe su propia experiencia, una experiencia que resuena con la de muchos de nosotros. Él declara en Romanos 7:14: "Porque sabemos que la ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido bajo el pecado." Esta no es una descripción de alguien que vive sin Cristo, sino de alguien *en* Cristo, reconociendo la persistente influencia del pecado incluso después de la conversión.

Él continúa describiendo esta lucha con una vívida analogía: "Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago." (Romanos 7:15). Esta declaración no es un indicativo de falta de fe, sino una cruda honestidad sobre la naturaleza persistente del pecado en la vida de un creyente. Reconocemos la bondad de la ley de Dios (Romanos 7:16), pero nuestra naturaleza pecaminosa se resiste constantemente.

Pero Romanos 7 no termina en la desesperación. No debemos quedarnos estancados en la conciencia de nuestra propia debilidad. Pablo nos ofrece un rayo de esperanza: "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro." (Romanos 7:24-25). Esta es la victoria del cristiano: No solo el reconocimiento de la lucha, sino la confianza en la gracia liberadora de Dios a través de Jesucristo.

La ley, con su capacidad de revelar el pecado, no es el enemigo. De hecho, nos lleva a Cristo, quien nos ofrece la fuerza y la libertad que necesitamos para vivir una vida que le agrade. En la cruz de Cristo, nuestra vieja naturaleza es crucificada con él. Como declara Pablo en Gálatas 2:20: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí."