Génesis 21 relata el nacimiento de Isaac, el hijo de la promesa, a través de Sara. Este nacimiento cumple la promesa original, un hijo nacido de la línea de Abraham y Sara, tal como Dios lo había prometido. Génesis 21:12 dice: "Y dijo Dios: No te parezca mal en tus ojos a causa del muchacho, ni a causa de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, óela; porque en Isaac te será llamada descendencia." Aquí vemos la clara preferencia divina por Isaac, no por falta de amor a Ismael, sino por el cumplimiento del pacto original.
Este evento destaca la importancia de la obediencia a Dios. Aunque Abraham tuvo dudas y tomó atajos, Dios honró su fe y perseverancia, culminando con el cumplimiento de su promesa central a través de Isaac. Hebreos 11:11-12 recuerda la fe de Abraham: "Por la fe también la misma Sara recibió fuerza para concebir, y dar a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó al que había hecho la promesa. Por lo cual también de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar."