Una vez que hemos escuchado, la siguiente etapa crucial es el sometimiento. No siempre la voluntad de Dios será lo que deseamos. A menudo, su camino es diferente al nuestro, más estrecho, más difícil, incluso doloroso. Sin embargo, debemos recordar las palabras de Jesús en Mateo 26:39: "Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú quieras." Este es el modelo de sumisión: Priorizar la voluntad de Dios sobre nuestra propia voluntad, entregando nuestras vidas a Su soberanía. Romanos 12:2 nos llama a: "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."