Hermanos y hermanas, nuestro corazón, en su estado natural, es propenso a la desviación. Jeremías 17:9 nos recuerda: "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?". Este engaño nos lleva a buscar satisfacción en fuentes efímeras, lejos del manantial vivo que es Cristo. Nos aleja de la senda estrecha que lleva a la vida, como advierte Mateo 7:13-14: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan."