El temor piadoso no es un miedo atemorizante o servil, como el miedo a un castigo inminente. Es un profundo respeto, reverencia y asombro ante la santidad y majestad de Dios, un reconocimiento de Su poder y soberanía. Proverbios 1:7 dice: "El principio de la sabiduría es el temor del Señor; los insensatos desprecian la sabiduría y la instrucción."
Este temor nace del entendimiento de la grandeza de Dios y de nuestra propia pequeñez ante Él. Nos lleva a una humildad genuina, reconociendo nuestra dependencia total de Él. Salmo 111:10 declara: "El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; su alabanza permanece para siempre."
Es un temor que produce obediencia y sumisión a Su voluntad. No es un temor paralizante, sino un temor que nos impulsa a vivir una vida agradable a Dios, buscando Su guía en cada aspecto de nuestras vidas.
El temor piadoso se manifiesta en nuestra vida a través de la oración ferviente y sincera, buscando constantemente la dirección divina (Filipenses 4:6). Es un constante deseo de agradar a Dios en nuestro pensar, hablar y actuar.
Se refleja en una vida marcada por la justicia, la integridad y la compasión hacia los demás, imitando el amor y la misericordia de Dios (Mateo 5:48). Buscamos vivir vidas santas, esforzándonos por reflejar el carácter de Cristo.
Este temor nos lleva a confesar nuestros pecados con humildad y a buscar el perdón de Dios, reconociendo nuestra necesidad constante de Su gracia (1 Juan 1:9). Vivimos en una dependencia continua de Su poder y gracia.