Pablo, en 1 Corintios 12:12-27, utiliza la poderosa metáfora del cuerpo humano para ilustrar la unidad y la interdependencia de la iglesia. Así como el cuerpo tiene muchos miembros, cada uno con una función específica, pero todos necesarios para el funcionamiento del todo, así también la iglesia de Cristo está compuesta por diversas personas, con diferentes dones y talentos, pero unidos en un solo cuerpo.