Hermanos y hermanas, el matrimonio, como lo describe la Sagrada Escritura, no es una institución meramente humana, sino una ordenanza divina establecida desde la creación. Génesis 2:24 dice: "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne." Este pasaje nos revela la profunda unidad e intimidad que Dios ha planeado para el matrimonio, una unión tan íntima que refleja la unión entre Cristo y su Iglesia (Efesios 5:31-32).
Esta unión, sin embargo, no es solo física, sino espiritual y emocional. Es una promesa de amor, fidelidad y compromiso mutuo, reflejando el amor incondicional de Cristo por su pueblo. Efesios 5:22-33 nos exhorta a las esposas a someterse a sus maridos como al Señor, y a los maridos a amar a sus esposas como Cristo amó a la iglesia.