Hermanos y hermanas en Cristo, la historia de Saúl, el primer rey de Israel, nos sirve como un poderoso recordatorio de las consecuencias devastadoras de la desobediencia a Dios. 1 Samuel 9:2 describe a Saúl como "un varón hermoso, y no había ninguno de los hijos de Israel más hermoso que él; desde los hombros arriba, sobrepasaba a todo el pueblo". Dios lo escogió, a pesar de su humilde origen, para liderar a su pueblo. Este privilegio, sin embargo, vino con una gran responsabilidad, una responsabilidad que Saúl, lamentablemente, no cumplió.