Hermanos y hermanas en Cristo, hoy reflexionamos sobre el día de Pentecostés, un evento crucial en la historia de la salvación, un momento donde se cumplió la promesa de nuestro Señor Jesús. Como leemos en Hechos 2:1-4, "Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablar." Esta promesa, dada por Jesús antes de su ascensión (Hechos 1:5, 8), se manifiesta con poder y gloria, marcando el nacimiento de la Iglesia.