Hebreos 5:7 nos dice: "En los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverencial." Este versículo nos revela la humanidad profunda de Jesús, nuestro Sumo Sacerdote. No era un ser desprovisto de emociones, sino que sintió la presión, el peso y el terror de la muerte inminente. Su sufrimiento fue real, tangible, humanamente experimentado.