El Salmo 126 culmina con una súplica ferviente en el versículo 6: "Yendo, irán y llorarán, llevando la semilla de la simiente; mas volviendo, vendrán con regocijo, trayendo sus gavillas." Este verso nos muestra que, aunque el camino hacia la restauración puede ser largo y difícil, la promesa de Dios es cierta. Él no nos abandona en nuestros momentos de tribulación. El retorno con regocijo, con las gavillas en la mano, simboliza la cosecha abundante de la fidelidad de Dios a sus promesas.