Juan 3:14 nos presenta una imagen poderosa: "Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,". Este versículo no es una simple analogía, sino un profundo símbolo del sacrificio de Jesús por la humanidad. Recuerda el relato en Números 21, donde el pueblo de Israel, mordido por serpientes venenosas, solo pudo ser sanado mirando a la serpiente de bronce que Moisés levantó. Este acto de fe, de mirar hacia la serpiente, representaba la necesidad de confiar en Dios para la salvación.