El Salmo 27:4 declara: "Una cosa he pedido a Jehová, y ésta buscaré; que habite yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo." Este versículo revela el profundo anhelo del salmista, no por riquezas, poder o fama, sino por una íntima comunión con Dios. No se trata de una petición superficial, sino de una búsqueda ferviente, reflejando la prioridad que la presencia divina debe tener en nuestras vidas.