Hermanos y hermanas en Cristo, la soberanía de Dios, su absoluto control sobre todas las cosas, es un misterio que nos llena de asombro y humildad. No comprendemos plenamente sus caminos, ni el porqué de las pruebas y tribulaciones que enfrentamos. Sin embargo, la Escritura nos asegura que Dios obra para el bien de aquellos que le aman, aun en medio del sufrimiento. Su plan es perfecto, aunque a menudo incomprensible para nuestra limitada capacidad humana.