Hermanos y hermanas en Cristo, el pasaje de 1 Samuel 10:1-10 nos presenta un momento crucial en la historia de Israel, la unción de Saúl como rey. Observemos cómo Samuel, el siervo fiel de Dios, cumple la palabra profética. "Entonces Samuel tomó un frasco de aceite, y lo derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?" (1 Samuel 10:1). Este acto, sencillo pero significativo, marca el inicio del reinado de Saúl, mostrando que la elección de Dios no depende de la condición social o la propia capacidad, sino de Su soberana voluntad.