La condena, el juicio de Dios por nuestros pecados, es una realidad a la que nos enfrentamos todos. Romanos 3:23 declara: "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios". Sin embargo, la buena noticia del Evangelio es que Dios, en su infinita gracia y misericordia, nos ofrece el perdón y la vida eterna a través de la fe en Jesucristo. Juan 3:16 nos recuerda: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."