El apóstol Pablo, en su viaje misionero, plantó la semilla del Evangelio en Galacia. Estos gentiles, sin haber recibido la ley de Moisés directamente, respondieron al mensaje de salvación por la fe en Jesucristo, como se describe en Gálatas 3:2: "Decidme solamente esto: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?"