Nacer de Nuevo: Un Nuevo Comienzo en Cristo

Nacer de nuevo no se refiere a un renacimiento físico, sino a una transformación espiritual radical. Es un nuevo comienzo, un cambio de vida que solo es posible a través de la obra transformadora del Espíritu Santo. Juan 3:3-8 nos dice: "Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu." Este pasaje ilustra la naturaleza misteriosa, pero real, de este nuevo nacimiento.

Nuestra naturaleza pecaminosa nos separa de Dios. Romanos 3:23 declara: "por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios". Este estado de separación nos impide experimentar la plena comunión con nuestro Creador. El nuevo nacimiento nos reconcilia con Dios, limpiándonos de nuestro pecado a través de la fe en Jesucristo. 1 Juan 1:9 dice: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad."

Este proceso no es obra nuestra, sino de Dios. Es un don gratuito recibido por la fe en Jesucristo y su sacrificio en la cruz. Efesios 2:8-9 nos recuerda: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." Aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, arrepintiéndonos de nuestros pecados y entregando nuestras vidas a Él. Este acto de fe es el punto de partida de nuestra nueva vida en Cristo.

Nacer de nuevo produce un cambio profundo y transformador en nuestras vidas. Gálatas 5:22-23 describe el fruto del Espíritu: "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley." Nuestra vida se caracteriza por una nueva dirección, una nueva pasión por Dios y un nuevo deseo de vivir para su gloria. 2 Corintios 5:17 declara: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas."