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La Humildad: Puerta al Reino de Dios

La Humildad: Puerta al Reino de Dios
¿Qué es la Humildad?
La humildad no es debilidad, sino una fuerza espiritual profunda. No es pensar menos de uno mismo, sino pensar en uno mismo menos. Es reconocer nuestra dependencia total de Dios, como declara Salmo 131:1-2: "Oh Señor, mi corazón no es arrogante, ni mis ojos altaneros; no me ocupo de cosas demasiado grandes ni de cosas demasiado maravillosas para mí". Es comprender nuestra propia insuficiencia y nuestra necesidad de la gracia divina. Proverbios 3:34: "Ciertamente él se burla de los burlones, pero da gracia a los humildes."
La Humildad en la Vida de Jesús
Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, nos dio el ejemplo supremo de humildad. Filipenses 2:5-8 nos describe su actitud: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz."
Los Beneficios de la Humildad
La humildad nos abre las puertas a la bendición divina. Santiago 4:6: "Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes." Nos permite aprender y crecer, porque la humildad nos hace receptivos a la corrección y a la instrucción de Dios y de los demás. Mateo 11:29: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas."
Cómo Cultivar la Humildad
La humildad no es algo que se alcanza de la noche a la mañana; requiere un esfuerzo consciente y continuo. Debemos orar por la gracia de Dios para cultivarla en nuestros corazones. Debemos buscar la verdad en la Palabra de Dios para combatir el orgullo y practicar la sumisión a la voluntad divina. 1 Pedro 5:5: "Asimismo, vosotros, los jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes."
Hermanos y hermanas, recordemos que la humildad es un camino esencial para alcanzar la plenitud en Cristo. Es una marca distintiva del creyente genuino, una puerta que abre el camino a la bendición y la comunión con nuestro Dios. Que todos nosotros, por la gracia de Dios, podamos cultivar esta virtud tan esencial para una vida abundante y plena en su amor.
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