Finalmente, el llamado a la "persistencia" destaca la importancia de la perseverancia en nuestra fe. Es una carrera de larga distancia, no un sprint. Necesitamos constancia y determinación para seguir a Cristo, a pesar de las dificultades y pruebas que enfrentaremos. Hebreos 12:1-2 nos anima: "Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, desechemos todo peso, y el pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios."