Pero alabemos a nuestro Señor, pues aun en la profundidad de nuestra desesperación, su amor incondicional nos alcanza. Isaías 55:7 nos recuerda: "Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar." Dios, en su infinita misericordia, envió a su Hijo unigénito, Jesucristo, para rescatarnos de este pozo oscuro.