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¿Por qué murió Jesús? El sacrificio supremo

¿Por qué murió Jesús? El sacrificio supremo
El rescate del pecado
Hermanos y hermanas, la respuesta a esta pregunta fundamental se encuentra en el corazón del Evangelio. Jesús murió para redimirnos de nuestros pecados, para reconciliarnos con un Dios santo y justo. Como dice Romanos 3:23: "Porque todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios". Nuestros pecados nos separan de Dios, creando una brecha insalvable por nosotros mismos. Pero la Biblia nos dice en 1 Juan 4:10: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados."
La victoria sobre la muerte
La muerte de Jesús no fue una derrota, sino una victoria decisiva. A través de su sacrificio, Jesús venció el poder de la muerte y del pecado. Como lo declara 1 Corintios 15:55-57: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria? El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo." Jesús, al resucitar, nos ofrece la esperanza de la vida eterna.
El cumplimiento de la profecía
La muerte de Jesús no fue un accidente; fue el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento. Isaías 53 describe con sorprendente precisión el sufrimiento y la muerte del Mesías, anunciando su sacrificio vicario por la humanidad. Jesús mismo enseñó que él vino a dar su vida como rescate por muchos, según Mateo 20:28: "Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos."
El establecimiento del nuevo pacto
A través de su muerte, Jesús estableció un nuevo pacto con la humanidad, un pacto basado en la gracia y el amor, no en la ley. Hebreos 9:15 dice: "Por eso es mediador de un nuevo pacto, para que, mediante la muerte de Jesús para la remisión de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna." Este nuevo pacto nos ofrece la posibilidad de una relación restaurada con Dios, basada en la fe en Jesús.
En conclusión, hermanos, la muerte de Jesús fue el acto más grande de amor jamás realizado. Fue un sacrificio voluntario y necesario para la salvación de la humanidad. Al aceptar su sacrificio y creer en él, encontramos perdón, vida eterna y una relación restaurada con nuestro Dios. Amén.
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